El carro con la medicación y los archivos con los historiales médicos de los ingresados fue lo único que pudieron sacar los trabajadores del centro Asiger Vistabella situado en la zona de Calicanto, cuando anteayer tuvo que ser desalojado a consecuencia del incendio que afectó a Torrent. De modo que los 55 discapacitados psíquicos que residen allí y tuvieron que ser trasladados, llegaron a la residencia de San Vicente del Raspeig sólo con lo puesto. Y aun así, ayer parecían disfrutar mientras jugaban al fútbol o tomaban el sol por la mañana en el parque Lo Torrent. «Para ellos esto ha sido como una excursión y además se lo están pasando bien porque se han reencontrado con sus amigos de aquí», relataban los monitores del centro valenciano que se trasladó con ellos durante el realojo.
«Cuando llegamos a trabajar sobre las tres de la tarde –el martes– ya se veía el humo y a las cuatro llamó la Guardia Civil avisando de que teníamos que desalojar», explicaba ayer Chema Alite, uno de estos monitores. «El traslado lo hicimos tranquilamente», aseguraba.
En el centro hay 71 ingresados y, según contaba otra cuidadora, Montserrat Maestro, en un primer momento los propios trabajadores hicieron el traslado de los enfermos con su vehículos particulares a otro centro próximo situado en Torrent. Allí se quedaron «cinco o seis» y a otros se los llevaron sus familias. A los 55 restantes se les ofreció la opción de trasladarlos a un polideportivo o también podían quedarse en residencias de ancianos. Sin embargo, según explicaban los trabajadores, era preferible trasladarlos hasta San Vicente, por ser un centro de nueva apertura que sólo tiene 13 plazas ocupadas.
La enfermera María Pla relataba que al recibir el aviso la directora, Lis Martínez, dio la orden de preparar las dos plantas que estaban vacías para acoger a todos los afectados.
Mientras, en Torrent «Pensábamos que se iban a asustar. Se veía humo y caía ceniza pero la verdad es que salieron todos muy tranquilos y dijeron que iban de excursión. En menos de media hora estaban todos los desalojados», relataba uno de los trabajadores del centro de Calicanto. Sin embargo, apuntaba que en la zona «había mucho humo y el ambiente era de nervios en la calle».
Los usuarios de este centro son personas adultas afectadas por enfermedades o algún retraso mental adultos. La menor tiene 24 años y hay varios de la tercera edad. Muchos padecen otras dolencias crónicas como enfermedades cardiacas o colesterol. Estas condiciones hacía temer a los monitores que se fueran a asustar o reaccionaran mal ante el cambio de lugar.
«Sin embargo han permanecido muy activos y no ha habido ninguna mala reacción. Al contrario, han dormido muy bien», señalaban ayer los monitores. También es cierto que les debió ayudar a conciliar el sueño el hecho de que llegaran a San Vicente pasadas las diez de la noche.
Ellos, que suelen acostarse sobre las ocho de la tarde, mientras cenaron y se acostaron lo hicieron anteayer sobre la medianoche.
Pero ayer ya se habían repuesto y parecían disfrutar de la estancia en Lo Torrent, si bien alguno estaba contrariado porque con el traslado no sólo se había quedado sin ropa, sino también sin tabaco. Esto también se pudo solucionar.
Tras regresar al centro para comer y dormir la siesta, sobre las seis de la tarde por fin esta extraña excursión pudo acabar y el grupo reemprendió el viaje de vuelta a su centro, que al final sólo resultó afectado por la ceniza y no hubo más que limpiarlo.
Fuente: Diario Información