La PR-TE-200, más conocida como ruta de los túmulos funerarios ibéricos, en el Matarraña, se ha adecuado parcialmente para el tránsito de personas en silla de ruedas con ayuda. Este lunes, responsables institucionales así como un usuario con movilidad reducida han inaugurado el tramo adaptado.

Con el objetivo de acercar al ciudadano a este enclave de relevancia patrimonial, se han mejorado las condiciones de acceso de los dos primeros conjuntos de túmulos, Mas Toribio I, por un lado, y Mas de Toribio II, III y IV, por otro. Además, se ha habilitado una plaza de aparcamiento reservada para personas con movilidad reducida y se ha adecuado la señalización. Ahora, se indica una ruta específica para el tránsito de usuarios en silla de ruedas, con el itinerario que pueden realizar.

De esta manera, se pretende favorecer el acceso con acompañantes o con ‘handbike’, un híbrido entre bicicleta y silla de ruedas cuyos pedales se mueven con las manos.

En concreto, los trabajos realizados en el primer conjunto han consistido en la colocación de una rampa con una pendiente máxima de 12,5% y con una anchura de acceso de alrededor de un metro. Se ha elaborado con un pavimento uniforme y liso, bien compactado. La rampa cuenta al final con una zona amplia para dar la vuelta con facilidad.

En la segunda zona de acción, al no haber desnivel que salvar, se ha habilitado un pasillo de visita donde el firme es apropiado para el paso de sillas de ruedas y lo suficientemente amplio como para maniobrar.

Para diseñar el proyecto de adaptación, la comarca del Matarraña ha contado con el asesoramiento de Miguel Nonay, usuario en silla de ruedas y experto en turismo accesible. Nonay estuvo presente en la inauguración, donde le acompañaron, entre otros, José Antonio Andrés, Jefe del Servicio de Prevención, Protección e Investigación del Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón; y Luis Fatás, arqueólogo del Gobierno de Aragón, miembro del Comité científico y de seguimiento del Consorcio del Patrimonio Ibérico de Aragón.

Los túmulos son monumentos funerarios de las primeras fases de la cultura ibérica que consisten en una caja hecha con grandes losas de piedra. Servían para depositar la urna con las cenizas del cadáver y un ajuar para después cubrirlo todo con tierra y piedras formando un montículo, conocido también como túmulo.

La ruta del Matarraña fue descubierta hace cien años y rememora monumentos funerarios de los siglos VII y VI a. C.

Fuente: Heraldo

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