Otras veces te he hablado de Kumba y de su clase de diecisiete sordomudos. Ellos también se graduaban. Por alguna razón regreso a sus ojos y a sus manos, como si resumieran a la humanidad. Personas que no pueden hablar o a las que nadie escucha: la inmensa mayoría de nuestra especie. Cuando salieron al escenario y se pusieron en fila nadie sabía lo que iban a hacer. Kumba, a través de un joven intérprete, nos explicó que la clase de los sordomudos había preparado una canción para la ceremonia. Estábamos atónitos. Ella se volvió hacia los diecisiete y al unísono empezaron a mover las manos vivamente. El intérprete, mirándoles, entonaba en alto el silencio cantado de los sordomudos. El canto decía la luz, la esperanza, el júbilo. En la sala abarrotada por miles de refugiados con el alma hecha trizas por el sacrificio de su pueblo, solo se escuchaba a los que no tienen voz. Yo hice la estupidez de aguantarme las lágrimas. Fueron un par de minutos, pero a mí me sonó como si en aquel momento los justos acabaran de empatar el partido». (Gonzalo Sánchez-Terán, El silencio de Dios y otras metáforas. Una correspondencia entre África y Nueva York; con Alfonso Armada; Trotta, 2008).
Este fragmento da una idea de lo que el espectador puede experimentar al presenciar a la Compañía Arymux, de Bilbao, que se define a sí misma como “lengua de signos que enlaza danza, música y versos. Fusión de estilos. Abrazo entre disciplinas. Utopías realizables. Palabras en las manos. Música en el cuerpo. Silencio entre acordes. Voces en los sueños.” Istmos habla en esta entrevista con su directora, Rakel Rodríguez Ruiz.
¿Qué es Arymux?
La compañía Arymux, que significa Alma de voltereta, por esas volteretas que voy dando de uno a otro ámbito -entre el teatro, la danza, la música y la lengua de signos- trabaja con lo que denominamos Signoarte, la fusión de todas esas disciplinas artísticas con la lengua de signos. De ahí surgió la SignoDanza, que es un nuevo lenguaje, una nueva forma de expresión artística con posibilidades infinitas, es la fusión de distintos estilos de danza con la lengua de signos.
En cada uno de los espectáculos de la compañía el equipo de artistas puede variar. He estado en actuaciones donde todas las personas que subían al escenario para colaborar conmigo o formar parte de una coreografía eran personas sordas, otras donde había integración de personas sordas y oyentes. Incluso espectáculos donde he actuado con personas con diferentes discapacidades. En el espectáculo Bailando el silencio nos pasa muchas veces cuando actúa Manuel, que es un profesional del mimo y es una persona sorda profunda; el público no se cree que no oiga porque va siguiendo el ritmo junto a mí perfectamente. Es una forma de demostrar que si uno quiere y trabaja, no existen límites.
En la preparación de los espectáculos sí utilizamos el sonido. Pero jugamos con muchos elementos que lo hacen accesible a quienes no oyen, porque pueden sentir el ritmo a través de las vibraciones. También hay ocasiones en las que trabajo sólo con personas sordas y entonces no nos hace falta el sonido “externo”, voy marcando el ritmo de los pasos o las acciones con el cuerpo y lo memorizamos desde dentro, sin necesidad de escucharlo. La preparación es, como en cualquier otro espectáculo, a base de ensayos y tiempo, trabajo de mesa, tiempo de análisis y creación.
En un artículo mencionas: “Para trabajar la expresión corporal y facial dentro de una coreografía, se buscan los medios a través de los cuales se puedan percibir las vibraciones del sonido, con elementos que permitan a las personas sordas integrantes del montaje, seguir el ritmo y apreciar las diferentes intensidades del sonido que perciben las personas oyentes.” ¿Cómo trabajáis con el sonido? ¿Cómo es esa búsqueda de métodos que permitan percibir la vibraciones del sonido? ¿Cómo se consigue?
Usamos diferentes técnicas para hacer “visible” el sonido. En los espectáculos de la compañía tenemos intérpretes de lengua de signos que, además de ser parte del espectáculo encima del escenario, siempre están al lado de la persona a la que interpretan cuando se necesita su trabajo. Incluso a veces trabajo con ellos/as más allá de su papel de intérpretes de lengua de signos para integrarlos en la obra. Aparte de eso, otros de ellos también se ocupan de que las personas sordas que asistan puedan sentirse cómodas en la taquilla, en el merchandising o que tengan la posibilidad de contar con ese profesional para cualquier cosa que necesiten.
En el proceso de trabajo, en los ensayos, el suelo es de madera, y a través de ella se transmiten más las vibraciones. La música se utiliza más alta de lo normal cuando trabajo con personas sordas, y se les situa cerca de los bafles para que puedan sentir esas vibraciones. En los espectáculos de Arymux utilizamos también globos. Los repartimos entre el público y las personas sordas pueden inflarlos y notar las vibraciones de la música en ellos. En muchas salas y teatros donde actuamos hay bucle magnético, que es una ayuda técnica mediante la cual las personas sordas que usan audífono, pueden escuchar mejor el sonido. Se intenta también siempre dar preferencia a las personas sordas y sordociegas que quieran tener sitios cercanos al escenario o a donde se esté desarrollando la acción artística.
La compañía Arymux destaca por llevar a los escenarios la signo-danza, que trata de convertir en un espectáculo accesible gracias al lenguaje de signos.
¿Qué papel tiene el silencio en vuestros procesos de aprendizaje, creación y representación? Y en general ¿qué papel juega el silencio en la manera en la que os relacionáis entre vosotras?
El silencio es parte de nuestro trabajo y es parte de mi vida. No es algo que nos sea extraño. Es parte también del título de uno de los espectáculos de la compañía Arymux: Bailando el silencio. Elegí ese título porque creo que definía muy bien lo que se transmite a través de la SignoDanza. El silencio es parte de la lengua de signos. Y la lengua de signos es parte de lo que yo soy. El silencio tiene que existir para que exista el sonido. Igual que la oscuridad tiene que existir para que haya luz. Ambas cosas son necesarias e interdependientes. Para mí estar en silencio es como viajar hacia dentro. Hacia dentro de lo que nos rodea, hacia dentro de nosotros mismo. Un viaje hacia la esencia.
Muchas veces, cuando estoy en un espectáculo o en cualquier lugar donde soy la única persona oyente de mi entorno y todas las personas que me rodean son sordas, aprendo a aislarme del ruido. Es como si los ruidos y el sonido pertenecieran a otro mundo que no estoy habitando en ese momento. Puedo pasar de uno a otro mundo en cuestión de segundos y en ambos me siento cómoda. Hay veces, incluso, que necesito buscar ese refugio lejos del ruido y de la palabra hablada. Cuando estoy en un proceso de creación, me hace falta el silencio para sentir de una manera más profunda el movimiento, las acciones, la estructura de una obra o de una coreografía. Y antes de salir al escenario, después de los ensayos y el alboroto previo a una actuación, necesito siempre unos minutos para mí sola, para escucharme por dentro, para aislarme del ruido y sentir el silencio.
¿Se han dado avances en algunos de los objetivos claves que os planteáis como el de mejorar la integración y el de hacer el arte accesible a todos? ¿Qué aprendizajes y lecciones de vida extraes de estos proyectos hasta el momento?
Me llevo muchos aprendizajes de muchas personas con las que he trabajado o con las que he tenido contacto. El público que se acerca al final de los espectáculos para abrazarnos y decirnos lo que ha sentido, las personas sordas que nos escriben diciendo que por primera vez han podido emocionarse en un espectáculo porque lo han entendido y lo han podido compartir con sus familiares o amigos oyentes. Como decía antes, para notar avances sólo hay que trabajar y trabajar y buscar caminos diferentes y alternativos. Eso, rodeada de un gran equipo, lo hace más fácil y las personas de mi compañía están muy comprometidas con la forma de trabajar en Arymux y con el objetivo que tenemos de hacer espectáculos para todo el mundo.
Por un lado, la compañía tiene una metodología de trabajo con bailarines y actores, con artistas de diferentes disciplinas, para establecer unas bases y continuar trabajando a partir de ellas. Por otro, yo había trabajado con diferentes artistas (cantautores, poetas, músicos, escritores, actores y actrices) para hacer accesibles sus espectáculos, a veces como intérprete de lengua de signos y otras veces a través de la SignoDanza. Con la Compañía bilbaina Uyuyui de teatro musical, me situaba justo al lado de los actores y actrices, que era algo innovador porque al intérprete de lengua de signos siempre se le ponía en una esquina del escenario. Después de distintas experiencias así, empecé a ver la importancia de desarrollar el ámbito artístico en relación a la lengua de signos y de formar profesionales en él, y ahora imparto cursos de interpretación de lengua de signos dirigidos a intérpretes de lengua de signos y donde explico la forma de trabajar para hacer accesibles las diferentes disciplinas artísticas. Así, estos profesionales de la interpretación de lengua de signos que quieran dedicarse a este ámbito pueden hacer accesibles conciertos, obras de teatro, espectáculos infantiles, de poesía o de cualquier otro tipo.
Como aprendizaje y lección de vida he constatado algo que decía mi abuelo Juan: “la fuerza tiene que salir del corazón”. Si haces las cosas convencida y desde dentro, todo es más auténtico, más de verdad. Ser pionera en la interpretación de lengua de signos en ámbito artístico o crear la SignoDanza, se ve como algo positivo pero no es fácil; supuso abrir caminos, creer en ellos y defenderlos hasta el punto de que el resto también acabaran creyendo. Pero ha merecido la pena. Cuando las cosas salen del corazón, siempre merecen la pena.
¿Observas la aparición entre los miembros de vuestra compañía de nuevas formas de comunicación y nuevas formas de expresión (distintas, más sofisticadas, más sensibles, etc.) respecto a las que habitualmente imperan entre la mayor parte de nosotros (basadas fundamentalmente en la expresión oral)?
Todo el equipo está concienciado con la discapacidad. Los artistas que forman parte de mi compañía son personas de todas las edades y de diferentes procedencias, personas con y sin discapacidad, que se respetan y que trabajan en equipo, aprendiendo unas de otras. Muchas de ellas están aprendiendo lengua de signos y conviviendo con el colectivo de personas sordas en los ensayos o durante las actuaciones.
En la compañía son importantes las emociones, trabajamos con ellas. Si no transmitimos lo que sentimos e intentamos conectar con el público a través de esas emociones ¿qué sentido tiene todo esto? Esas emociones son las que me hacen crear y compartir, son las que nos hacen crecer y desarrollarnos. A mi me gustan mucho los abrazos, y son una forma de comunicación que no necesita palabras y que traspasa cualquier barrera. En la compañía nos damos muchos abrazos.
¿Qué ha sido lo que te ha llevado a especializarte en la SignoDanza (creándola y desarrollándola a través de la investigación y la experimentación)? ¿Qué destacarías de tu trayectoria y de tus vivencias para explicarlo?
Soy autodidacta en el sentido amplio de la palabra. He tenido y tengo muchos maestros/as en diferentes ámbitos: danza, teatro, interpretación de lengua de signos… y de esas personas he aprendido muchas cosas valiosas que me han servido para emprender mi propio camino fusionando todos esos ámbitos en los que trabajo. El motivo principal de empezar a investigar y experimentar hasta llegar a crear la SignoDanza fue que veía que las personas sordas o sordociegas e incluso con otro tipo de discapacidad, no podían participar de la cultura en igualdad de condiciones con el resto del público.
Así que empecé a trabajar en dos sentidos, creé Arymux y la SignoDanza porque era el camino que necesitaba para expresarme como artista. Soy muchas cosas a la vez, y pensé que no había necesidad de elegir, que se podían fusionar distintas disciplinas para crear una sola y expresar todo lo que quería a través de ella. Empecé a contar con actores y actrices, bailarines/as, músicos… para formar a estos artistas a través de la SignoDanza y que formaran parte de algunos de los espectáculos de Arymux.
Cuando empecé a trabajar en la idea de crear espectáculos que superaran las barreras de la discapacidad, fueron muchas las personas que me dijeron que no se podía. Que era imposible hacer llegar la música a las personas sordas o crear algo de lo que pudiera disfrutar todo el mundo por igual. Pero me gustan los retos. Cuando estoy convencida de algo, cuando creo en ello de verdad, veo los obstáculos como posibilidades para seguir aprendiendo y avanzando, y tuve la suerte de que fueron también muchas las personas que me apoyaron y que creyeron en mi y en el proyecto.
Quería una compañía y una disciplina artística que unieran a las personas. Sin importar de dónde venían o cómo eran. El objetivo principal al inicio fue hacer accesible la música a las personas sordas. Hacerla visible para ellas. Y que además todo el mundo pudiera disfrutar de los espectáculos integrando públicos y lenguajes. Por eso los espectáculos de la compañía son accesibles, entendiendo la palabra accesibilidad como “para todo el mundo”.
Es increíble ver entre el público de uno de nuestros espectáculos a personas con y sin discapacidad, personas de todas las edades, sintiendo, conectando entre ellas y con quienes estamos en el escenario y emocionándose de igual manera.
¿Cuál es la sensación al moverse en ambientes o círculos en los que la palabra (sonora) pierde peso como elemento central de comunicación interpersonal?
Es mágica. Me sigue pareciendo magia que las manos puedan hablar y que dibujen palabras en el aire. Es la sensación de romper barreras. Si estás intentando comunicarte con alguien a través de las ventanas de un autobús, puedes hablarle con lengua de signos a esa otra persona. Si estás en un concierto o en un bar con mucho ruido, puedes usar la lengua de signos y comunicarte sin necesidad de gritar. Si estás alejado en una sala puedes usar esta lengua para hablar con otra persona. Es como sentirte en una burbuja, en un espacio exclusivo. Al estar en ese “mundo del silencio” acabas desarrollando mucho la expresión facial y corporal y esto también te da muchas posibilidades diferentes de comunicación, porque normalmente no estamos acostumbrados a expresarnos con el cuerpo.
Eso sí, tampoco podemos olvidarnos de que, para la mayoría de personas sordas, ese silencio, a veces, es una barrera y se convierte en aislamiento, porque son pocas las personas que en la sociedad conocen la lengua de signos o las necesidades del colectivo de personas sordas.
Pero para mí, esa sensación es de libertad, la lengua de signos, la SignoDanza, es parte de mí y siento que me ofrece posibilidades infinitas de expresión y comunicación, traspasando barreras culturales, lingüísticas o sociales.
Fuente: istmos